El papel del deporte en las instituciones penitenciarias ha sido empleado como instrumento educativo para contrarrestar conductas antisociales obteniendo beneficios tan importantes, como que el recluso se preocupe por perder peso, cuidarse más, consumir menos tabaco y, en algunos casos, dejar las drogas (algo fundamental por el alto grado de drogadicción que presenta en la mayoría de los países).
Entrevistas realizadas a reclusos recogen que, para ellos, el deporte les gusta porque les permite salir de sus celdas, romper la rutina de la prisión y quitarse el uniforme (camisa blanca y azul y pantalones azules) entre otras cosas, en definitiva, LES AYUDA A SENTIRSE PERSONAS.
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Practicando fútbol en un centro penitenciario |
“Cuando estos internos están haciendo deporte, sus caras, su aspecto, son como personas normales de la calle, como cualquier otro equipo, para ellos supone alcanzar la felicidad”.
Algo que conviene destacar es la importancia de que los internos aprendan reglas, esto es fundamental, ya que durante toda su vida han vivido rompiendo las normas y con tendencias de autodestrucción, de llevar su vida por el mal camino.